Córdoba y su Custodio

Signos de devoción que Córdoba ha ido ofreciendo a San Rafael

Los orígenes de la devoción de Córdoba a San Rafael surgen en el año 1278 cuando nuestra urbe era azotada cruelmente por la peste. En ese año, se apareció el arcángel San Rafael al padre Simón de Sousa (O. de M.) comunicándole el deseo del Altísimo de que el obispo de la ciudad, don Pascual, ordenara poner una imagen de San Rafael encima de la torre, obligándose a celebrar fiesta en su honor y prestar veneración por la ciudad, y que con esto cesaría el contagio. El prelado ejecutó el mandato, desapareciendo el terrible mal que castigaba a la ciudad. Surge una polémica entre varios expertos sobre la ubicación de la escultura. La teoría más correcta creo que sería la que defiende Sánchez de Feria, a quien sigue Redel, de que se instaló una Imagen en San Pedro y posteriormente otra en la Catedral.

La siguiente fecha destacada en la historia de nuestra ciudad con San Rafael sería el año 1578 cuando se apareció en varias ocasiones al presbítero Andrés de las Roelas para revelarle que los huesos encontrados tres años antes en la parroquia de San Pedro eran las reliquias a los Santos Mártires de Córdoba. En una de las apariciones al padre Andrés de las Roelas, concretamente el 7 de mayo de 1578, el Arcángel jura haber sido designado por el Altísimo como Custodio de Córdoba: “Yo te juro por Jesucristo Crucificado que soy Rafael, Ángel, a quien Dios tiene puesto por Guardián de esta Ciudad”. Estas revelaciones fueron descritas por el padre Roelas al presbítero Juan del Pino, quien las guardó con recelo hasta el año 1603, cuando las autoridades eclesiásticas de la Diócesis decidieron aprobar dichas revelaciones.

Desde esta fecha el pueblo fiel tuvo el convencimiento de que las alas protectoras del arcángel San Rafael custodian a la ciudad de sus enemigos y el fervor religioso a su divino Protector no tardó en expandirse por todos los rincones de la ciudad.

En la actualidad, contamos con numerosos signos de devoción que Córdoba ha ido ofreciendo a su Custodio a lo largo de su historia. A continuación haremos un breve paseo por todas estas ofrendas que los fieles cordobeses han ido ofreciendo a San Rafael de generación en generación.

Sin duda, no podríamos empezar este breve paseo en otro sitio que no fuera la antigua casa del padre Roelas. En 1610, en esta vivienda, se construye un oratorio, siendo finalizado en 1731 y bendecido el 21 de junio de 1732 por el canónigo don Juan Pardo de Figueroa. No cabiendo casi gente en las grandes fiestas, la Hermandad decidió ampliarla, comenzando las obras el 23 de febrero de 1796 y consagrándose en 1806 por el obispo don Pedro Antonio de Trevilla. El altar lo preside una imagen del arcángel San Rafael, obra del 1795 del insigne escultor Alonso Gómez de Sandoval, y que fue bendecida por el obipo don Antonio Caballero y Góngora. Muchas son las procesiones que ha tenido esta Imagen en Córdoba en desagravio o en rogativas. Como ejemplo, la procesión de desagravio cuando los franceses abandonaron Córdoba o las procesiones de rogativas por el fin de la fiebre amarilla y del cólera que azotaban nuestra ciudad.

Eran tan grande la devoción de los fieles a esta Imagen, nos cuenta Ramírez de Arellano en su obra Paseos por Córdoba, que cuando azotaba el cólera a Sevilla en 1860, alguien cundió la voz de que furtivamente se iban a llevar la Imagen a la capital hispalense, y todas las noches se quedaban en la plazuela de la iglesia algunos fieles armados de gruesos palos para oponerse a que tal cosa se hiciese.

Además de esta iglesia, San Rafael cuenta con tres iglesias más repartidas por la ciudad. En 1602, se dedica en honor a la Madre de Dios de los Remedios y a San Rafael la iglesia perteneciente al convento Madre de Dios. En 1655, el Duque de Sessa funda el convento de las Capuchinas consagrándose la iglesia en honor al Custodio. Y en 1975, se consagra la Parroquia de San Rafael, situada en la avenida Ministerio de la Vivienda.

El culto a San Rafael se va a materializar no solamente en iglesias dedicadas a su honor, sino también en multitud de estatuas, pinturas y dedicaciones esparcidas por la ciudad y por los templos.

Uno de los elementos más originales del culto al Guardián de Córdoba, lo constituyen sin lugar a dudas, los monumentos situados en lugares claves del entorno urbano, conocidos con el nombre de triunfos. Consisten estos en el levantamiento de un monumento compuesto por un pedestal, sirviendo de basa a una columna, y en cuyo extremo superior se coloca una imagen del Arcángel. Actualmente, se conservan diez triunfos completos y parte de otro, los cuales de pueden clasificar en tres conjuntos.

El primer grupo estaría formado por los situados a la entrada de la ciudad con el motivo de defender la capital de pestes y enfermedades. En este grupo podemos encontrar el triunfo de la Puerta del Puente (1781), el de Puerta Nueva (1747), el del Puente de San Rafael (1953), el de la plaza del Santo Cristo (1975), el de la Puerta de Plasencia en el Alpargate (década de los 70) y el de la antigua estación de ferrocarril (1743) que anteriormente estaba situado en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Otro grupo sería los situados en plazas frente a parroquias o conventos para fomentar la devoción entre sus fieles, como pueden ser el triunfo de la Compañía (1736), lo que queda del de San Basilio (1763), o el de San Hipólito (1768) que en la actualidad se encuentra en la plaza del Potro. Y el último grupo, sería los situados delante de la casas de algún noble como ofrenda de devoción, como el triunfo de la plaza de los Aguayos (1761). De forma independiente, hay un triunfo contemporáneo que no estaría sujeto a ningún grupo de los anteriormente mencionados, y es el situado en la rotonda de la calle Sebastián Cuevas del barrio de la Fuensanta, que se estrenó en 2014.

Siguiendo con la escultura, podríamos mencionar el San Rafael del Puente Romano que data del 1651, y fue construido en forma de agradecimiento por el cese de la peste que azotaba la ciudad. Otra obra digna de destacar también, es el San Rafael de plata que posee la Catedral, realizado en el año 1768 por Damián de Castro. De esta misma época es la imagen de madera del Custodio, de Gómez de Sandoval, que hay en la capilla de la Virgen del Socorro. Otra gran obra es la imagen de San Rafael, realizada por Duque Cornejo, que remata la sillería del coro de nuestra Catedral. Y podríamos destacar centenares de esculturas ya que hay un sin fin de obras que entronizan campanarios, lugares sagrados, hornacinas, fuentes, tímpanos de fachadas de instituciones benéficas y asistenciales, recintos hoteleros y deportivos…

Además de la escultura, San Rafael ha sido representado en grabado y en pintura en numerosas ocasiones. Pintores del nivel de Julio Romero de Torres, Antonio Palomino y Antonio Álvarez Torrado pintaron al Custodio de la ciudad. Las dos obras pictóricas más representativas fueron la de Antonio del Castillo, en 1652, y la de Juan de Valdés Leal, también del siglo XVII. La primera, lo representa con el escudo de Córdoba, su juramento, y portando un pez en la otra mano y la segunda lo representa con iconografía parecida: un pez en una mano y una cartela en la otra. Cabe destacar la obra de Antonio Monroy en el bello retablo situado en la esquina de las calles Candelaria y Lineros.

Para concluir este artículo, no podemos olvidar la historia litúrgica en torno a San Rafael. La fiesta votiva a San Rafael del 7 de Mayo la incorpora el papa Sixto V en el calendario litúrgico cordobés como fiesta de la Aparición de San Rafael. Así estuvo celebrándose durante cuatro siglos, hasta que el 11 de abril de 1970 la Congregación de Rito y Culto Divino la invalidó, al argumentar duplicidad festiva hacia el Santo Arcángel. Desde esta fecha prácticamente ha desaparecido esta tradición religiosa de las Apariciones. La festividad del Custodio se celebra el 24 de octubre. A finales del siglo XX la festividad de los Arcángel San Gabriel, San Miguel y San Rafael fueron reunidos en un mismo día, el 29 de septiembre. Sin embargo, a Córdoba se le concedió el privilegio de mantener la festividad según la tradición, en atención a la gran devoción que la ciudad le dedica.

CUSTODIO DE CÓRDOBA

 

El 7 de mayo de 1578, el Arcángel se aparece al padre Roelas y jura haber sido designado por el Altísimo como Custodio de Córdoba: “Yo te juro por Jesucristo Crucificado que soy Rafael, Ángel, a quien Dios tiene puesto por Guardián de esta Ciudad”.

REGIDOR PERPETUO DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA

 

Por Acuerdo Plenario del día 2 de febrero de 1971, en el que se designaba «al Arcángel San Rafael como Regidor Perpetuo de la ciudad»